El dodecadracma de los derrones

El norte de Grecia fue una de las primeras regiones en acuñar sus propias monedas, pues la existencia de ricas minas de plata posibilitó un rápido desarrollo monetario. Entre las piezas más llamativas y hermosas producidas en la región se encuentran los imponentes dodecadracmas de la tribu traco-macedónica de los
derrones.

El dodecadracma fue el nominal más grande acuñado por los griegos. Por su gran valor, no se trataba de una moneda apta para transacciones cotidianas, sino que era especialmente adecuado para atesorar riquezas o para realizar grandes pagos. El dodecadracma también sería, mucho tiempo después, acuñado por algunos miembros de la dinastía ptolemaica.

Sabemos muy poco de los derrones, que habrían habitado en una parte de Peonia. Sus acuñaciones son casi las únicas fuentes de las que disponemos acerca de su historia. Se trata de piezas de una belleza arcaica muy especial, sobre todo por su gran tamaño. En el anverso del ejemplar ilustrado podemos ver a un hombre barbado (¿una divinidad?), sentado en una cesta de mimbre que conduce una biga de bueyes hacia la derecha.

Por encima puede verse un yelmo corintio y entre las patas de los bueyes un implemento náutico denominado “aphlaston”. En el reverso encontramos un trisquel de piernas, el típico símbolo arcaico de los griegos.

El ejemplar ilustrado pesa 31,06 gr y dataría del período entre el 480 y el 460 a.C.





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