Coleccion de monedas

El mayor interés hizo crecer los precios y hoy se paga hasta 75 pesos por una pieza de un peso falsificada de buena calidad.

El mundo del coleccionismo da para todos los gustos, tanto a nivel nacional como internacional. Hay gente que le gusta atesorar obras de arte, automóviles antiguos o libros incunables. También están los más modestos que optan por cajitas de fósforos, almanaques, calcomanías o sobrecitos de azúcar.



En este contexto tan variopinto, en nuestro país se ha consolidado en los últimos años una nueva franja de coleccionistas numismáticos que tiene como destino de sus insólitas preferencias a las numerosas monedas falsas circulantes que se confeccionaron especialmente durante la década de 1990, en valores de 1 peso y 50 centavos (las más comunes), 25 y 10 centavos, 2 y 5 pesos (las más raras). 


Como ocurre siempre en cualquier tipo de mercado por más chico que sea, si crece la demanda de determinado producto y la oferta es siempre la misma, los precios terminan aumentando. Una situación de este tipo se da actualmente con las piezas falsas argentinas que han llegado a comercializarse en precios muy altos, hasta insólitos si se tiene en cuenta su escasa antigüedad y el elevado número de monedas "truchas" existentes (más de dos millones según diversas estimaciones). En varios remates y hasta en el sitio Web Mercado Libre se pueden observar a la venta ejemplares falsos de 1 y 50 centavos, que en algunos casos llegaron a venderse a 75 pesos por la pugna existente entre los coleccionistas.


"Aunque en la historia numismática argentina hubo muchos casos de falsificaciones de monedas lo que ha ocurrido con las piezas que circulan actualmente superó todos los récords. Las adulteraciones comenzaron en la segunda mitad de la década de 1990 y se concentraron fundamentalmente en las monedas de 1 peso y 50 centavos, aunque también se detectaron ejemplares truchos de 25 centavos, 2 pesos, 5 pesos y 10 centavos", explicó el experto cordobés Héctor Barazzotto, quien tiene identificados no menos de 40 cuños o variantes diferentes en los valores más altos.  


Según Barazzotto hay coleccionistas de este tipo de material numismático en Capital Federal, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
"Con mi colega Mario Demarchi presentamos dos trabajos de investigación complementarios en las Jornadas Nacionales de Numismática, detallando diferentes variantes de cuños y materiales. Se detectaron falsificaciones en numerosas ciudades del país, algunas muy toscas y otras de mejor calidad. 

Tenemos conocimiento de piezas falsas de 1 peso que llevan los años 1994, 1995 y 1996 y de cincuenta centavos de 1993, 1994 y 1995. También se adulteraron monedas de 25 centavos y algunos ejemplares de 2 pesos conmemorativos de Borges y de 5 pesos de la Convención Constituyente. Clasificamos más de 100 variantes por cada valor y seguro deber haber algunas más", sostuvo Luciano Pezzano, un conocido investigador numismático de San Francisco.

Aunque la legislación nacional establece como delito penal la falsificación de monedas o el intento de entregar piezas de este tipo, no condena en modo alguno el coleccionismo de las mismas o la venta, si se aclara obviamente que se trata de elementos adulterados.

Según explicó Barazzotto se han falsificado muchas piezas de 1 peso y 50 centavos circulantes utilizando hierro, cobre o latón que luego fueron pintados.Tanto Barazzotto como Pezzano coinciden que la adulteración de monedas fue muy común durante toda la década de 1990 y hasta el fin de la convertibilidad en 2002, cuando un peso valía un dólar. Ahora en cambio ya nadie se dedica a ello porque dejó de ser negocio y adulterar una moneda cuesta más dinero que el que finalmente se obtiene por ella al insertarla en el mercado.


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Ruben.-
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