Moneda de Poncio Pilato

Un numismático de Alcoy dispone de una moneda acuñada por Poncio Pilato de cobre y bronce, de las que utilizaban los pobres en Judea, como las que empleaba Jesús.

MARIO CANDELA Hay personajes "malos" en la historia y en esta lista Poncio Pilato ocupa un lugar preeminente, algo que se recuerda en las celebraciones de Semana Santa, por aquello que se "lavó las manos" ante el futuro de Jesús, lo que condujo a los hechos de la Pasión.



Del Poncio Pilato histórico se conoce muy poco. Fue gobernador (el equivalente de lo que ahora sería el Delegado del Gobierno central, pero en un país conquistado) de Judea, y también de Samaria e Idumea, entre los años 26 y 36, coincidiendo con Tiberio como emperador. Hay constancia de que tuvo problemas con los judíos porque trató de implantar el culto oficial romano, pero al final su nombre ha sido legado a la posteridad por su participación directa en el calvario que sufrió Jesús.

En 1961 se descubrió una inscripción con su nombre, en lo que suponía la primera evidencia material de que fue un personaje histórico, pero Poncio Pilato tiene también su hueco en el mundo de la numismática, ya que como gobernador tenía el derecho de acuñar moneda, y lo hizo. Precisamente, Juan Carlos Miró, de Miró Anticuarios de Alcoy, tiene ahora entre sus fondos una moneda acuñada por Pilato, un "Prutah", lo que configura una auténtica joya histórica y religiosa.
No obstante, el valor monetario de la "joya" es relativo. "En aquellos tiempos, la acuñación de plata y oro era potestad del estado, del emperador en Roma, que en este caso era Tiberio. Era por tanto, ¨Hacienda", que solo permitía a las provincias acuñar calderilla. Por hablar con términos actuales, es como si Roma emitiese los billetes y las provincias la calderilla, del euro para abajo", explica Miró, coautor del primer tratado integral sobre la numismática en el Imperio Romano.

Por eso, el "Prutah" disponible en la actualidad en Alcoy, "tenía un valor ínfimo, de céntimos. Si a Judas le hubiesen tenido que pagar las 30 monedas de plata con esta moneda, habría sido preciso entregarle un gran saco", agregó. En cuanto al valor intrínseco de la moneda, "tampoco es muy elevado, porque eran aleaciones de cobre y bronce de mala calidad". Una pieza de estas características puede alcanzar un valor de unos 20 euros en una subasta para coleccionistas.

"Lo importante en este caso -agrega Juan Carlos Miró- es que es una de las monedas que perfectamente pudo haber usado Jesús para comprar el pan de la última cena; porque Jesús era pobre y no habría tenido jamás acceso a monedas de plata y oro, sino a las que empleaba el pueblo". Esta moneda tiene en un lado los símbolos de Poncio Pilato y en el otro, los correspondientes al emperador Tiberio, pudiéndose observar en una cara un báculo y en la opuesta, la corona de laurel. / diarioinformacion.com



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