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El MNAC expone por primera vez el pacífico de oro acuñado por Pere IV en el siglo XV y que en 2015 compró la Generalitat por más de 11.000 euros.
Pocas veces la Generalitat actúa con tanta determinación con el patrimonio catalán como cuando en marzo de 2015 ejerció el derecho de tanteo y adquirió uno de los lotes que subastaba la galería Aureo & Calicó de Barcelona, tal y como le habían pedido desde el Gabinete Numismático de Catalunya. El representante de la administración acabó haciéndose con una moneda tras pagar 11.100 euros, tres mil más del precio de salida, pero cuatro mil menos del estimado como remate final. Lo curioso es que un mes antes de hacerse con ella, el gobierno catalán había abierto un expediente para declarar la moneda Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN). El 10 de abril la consejería que dirigía Ferran Mascarell aprobó dos resoluciones: una sobre el derecho de tanteo para hacerse con la pieza, otra en la que declaraba BCIN la moneda, estableciendo un récord en la declaración de un bien catalán.
Pere IV representado como rey mago en el 'Retablo del Condestable'.
Pero, ¿qué moneda es esta por la que la Generalitat pagó una alta
cantidad y no dudó en proteger con la máxima categoría a la que puede
aspirar un bien catalán y español? La pieza es una rareza, un pacífico
de oro de 20 quilates acuñado en tiempos del breve reinado, dos años y
medio, de Pere IV, Condestable de Portugal, (1464-1466), de las que
apenas se conservan, o se conocen, tan solo una media docena de
ejemplares.
La pieza, que la Generalitat compró y que desde el 10 de mayo puede
verse en la sala de exposiciones del Gabinete Numismático de Cataluña
con sede en el MNAC,
es doblemente excepcional, por el buen estado de conservación que
presenta. Coincidiendo con su exposición pública, el MNAC ha organizado
una jornada que ha contado con especialistas sobre numismática y sobre
este rey, que pese a ser nieto del Conde de Urgell, Jaume el Desdichado,
gozó de fama de intruso y proscrito por sus malas relaciones con las
instituciones catalanas, pese a que la Generalitat y el Consell de Cent
le ofrecieron el trono de Aragón tras destronar a Juan II durante la
guerra civil que enfrentó a los catalanes en el siglo XV.
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Hasta
tal punto fue considerado un rey proscrito que: “Los registros de su
cancillería que se conservan en el Archivo de la Corona de Aragón están
encuadernados en negro y archivados aparte como un rey intruso”, explica
Albert Estrada-Rius, conservador jefe del Gabinete Numismático y
organizador de la jornada. El experto explica que el rey barajó dos
nombres para la moneda que empezó a acuñar el 17 de mayo del 1465 en la
Ceca de Barcelona haciendo uso de regalía: pacífico y próspero. “Al
final escogió el de pacífico”.
Espada de Pere IV que se conserva en el tesoro de la catedral de Barcelona. Pere Vives
Retrato estereotipado
En todo caso, como se trataba de una moneda propagandística, el rey
se representó, mediante un retrato estereotipado, de frente con el cetro
real, inspirándose en el cruzado portugués que Pere IV conocía, una de
las monedas más prestigiosas de la época, junto con italianas como los
florines de Florencia y los ducados de Venecia”. Tras el reinado de Pere
IV, Renato de Anjou y Juan II continuaron acuñando pacíficos, aunque
pronto se adoptó en la Corona de Aragón el ducado acuñado en Barcelona.
“Sin embargo, los pacíficos no fueron destruidos”, prosigue
Estrada-Rius. El caso es que, casi dos siglos después, cuando la
situación económica y monetaria no era muy buena, el Consell de Cent
decidió recuperar estas monedas y hacerlas circular de nuevo, en vez de
fundirlas y acuñar otras. “Cuando comunicaron su intención al virrey y
vio las monedas acuñadas por un rey intruso les denegó el permiso y
acabaron fundiéndolas acuñando nuevos escudos castellanos. Por eso
desaparecieron casi todas”, explica el conservador.
Tumba de Pere IV junto a la escalera del órgano de Santa María del Mar. Pere Vives
La adquisición de la moneda ha coincidido con los 550 años del
fallecimiento de este monarca, por tuberculosis a los 37 años, mientras
estaba en su palacio de Granollers. Por eso, existe la intención de
reivindicarlo, al menos a partir de los pocos elementos que han
perdurado de su reinado. Entre ellos, la excepcional espada de forja que
conserva el tesoro de la catedral de Barcelona en la que puede leerse
su famosa divisa Paine pour joie (Dolor por alegría) grabada en la afilada hoja; el Retablo del Condestable,
una impresionante obra pintada por Jaume Huguet que preside la capilla
palatina de Santa Ágata —en la que el pintor retrató al rey como uno de
los reyes magos—; algunas de las reformas que hizo en el palacio del
Lloctinent, sede actual del Archivo de la Corona de Aragón; la cruz de
piedras preciosas que perteneció al conde de Foix y que reformó Pere IV
para entregarla como ofrenda a la Virgen de Montserrat, del que era un
gran devoto y la desgastada lápida de su tumba que se conserva en la
iglesia de Santa María del Mar, debajo del órgano, en la que se le ve
sosteniendo un libro abierto. “En noviembre se organizará unas jornadas
que analizaran su reinado y su legado y el Museo de Historia de
Barcelona estudia poner en marcha un itinerario para conocer estos
elementos que han pervivido de su reinado”, remacha Estrada.
Via http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/05/28/catalunya/1464386643_220329.html
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