Enigma del billete de 100 yuanes
El billete de cien yuanes escondía un enigma que acaba de ser desvelado: junto a la efigie del líder comunista Mao Zedong aparecen tres gatos. ¿Seguridad monetaria o imaginación popular?
Las redes sociales chinas hervían con el último descubrimiento del billete de 100 yuanes (12,1 euros), el de mayor valor facial en China. Junto al retrato de Mao, decenas de personas creen distinguir tres gatos: uno de ellos en pie con la boca abierta mientras que a su lado dos animales de la misma especie están alabándole. Da la casualidad de que en chino, gato y Mao tienen casi la misma pronunciación, por lo que se podría interpretar como un claro guiño al líder comunista que gobernó con mano de hierro desde 1943 a 1976.
La imaginación popular no ha tardado en trasladarse a la red, donde miles de personas muestran su asombro ante el descubrimiento. La noticia ha corrido como la pólvora y en Tencent Weibo, uno de los dos twitter chinos que existe en la actualidad, se ha convertido en una de las noticias más comentadas con decenas de miles de comentarios de los internautas que mostraban su asombro ante la nueva faceta del billete.
Los expertos numismáticos consultados por los medios locales niegan que sea una medida de seguridad y achacan la noticia al exceso de imaginación popular. "El Banco Popular de China, que es el organismo encargado de la emisión de la moneda, no permitiría nunca que en el billete aparecieran ese tipo de cuestiones, así que no es cierto", sentencia Yuanyin Long, un experto en numismática.
Más allá de la polémica y del chascarrillo, la falsificación de los billetes es un grave problema en el gigante asiático. En China, donde el pago con tarjeta no es una forma muy extendida, lo normal es abonar la compra o el servicio en metálico, por lo que día a día circulan miles de millones de yuanes sin ningún tipo de control. Según los datos del regulador bancario, sólo el 30% de las transacciones se hace de un modo electrónico.
En 2010, según el Banco Popular de China, se detectaron 4,3 millones de billetes falsos con un valor de 338 millones de yuanes, un 46% menos que en el año anterior. En 2005, las autoridades remodelaron los billetes en circulación para modificar algunos aspectos y mejorar la seguridad ante las posibles réplicas. En algunas ocasiones, la copia roza lo absurdo: una simple fotocopia en color insertada en un gran fajo sirve para deshacerse de la falsificación.
Por ello no es difícil ver cómo en todos los restaurantes o tiendas, cuando se paga con un billete de cien yuanes o de cincuenta, el dependiente examina con detenimiento el dinero entregado. La gran mayoría de tiendas disponen de una máquina que no sólo cuenta el número de billetes sino que identifica las falsificaciones.
Las redes sociales chinas hervían con el último descubrimiento del billete de 100 yuanes (12,1 euros), el de mayor valor facial en China. Junto al retrato de Mao, decenas de personas creen distinguir tres gatos: uno de ellos en pie con la boca abierta mientras que a su lado dos animales de la misma especie están alabándole. Da la casualidad de que en chino, gato y Mao tienen casi la misma pronunciación, por lo que se podría interpretar como un claro guiño al líder comunista que gobernó con mano de hierro desde 1943 a 1976.
La imaginación popular no ha tardado en trasladarse a la red, donde miles de personas muestran su asombro ante el descubrimiento. La noticia ha corrido como la pólvora y en Tencent Weibo, uno de los dos twitter chinos que existe en la actualidad, se ha convertido en una de las noticias más comentadas con decenas de miles de comentarios de los internautas que mostraban su asombro ante la nueva faceta del billete.
Los expertos numismáticos consultados por los medios locales niegan que sea una medida de seguridad y achacan la noticia al exceso de imaginación popular. "El Banco Popular de China, que es el organismo encargado de la emisión de la moneda, no permitiría nunca que en el billete aparecieran ese tipo de cuestiones, así que no es cierto", sentencia Yuanyin Long, un experto en numismática.
Más allá de la polémica y del chascarrillo, la falsificación de los billetes es un grave problema en el gigante asiático. En China, donde el pago con tarjeta no es una forma muy extendida, lo normal es abonar la compra o el servicio en metálico, por lo que día a día circulan miles de millones de yuanes sin ningún tipo de control. Según los datos del regulador bancario, sólo el 30% de las transacciones se hace de un modo electrónico.
En 2010, según el Banco Popular de China, se detectaron 4,3 millones de billetes falsos con un valor de 338 millones de yuanes, un 46% menos que en el año anterior. En 2005, las autoridades remodelaron los billetes en circulación para modificar algunos aspectos y mejorar la seguridad ante las posibles réplicas. En algunas ocasiones, la copia roza lo absurdo: una simple fotocopia en color insertada en un gran fajo sirve para deshacerse de la falsificación.
Por ello no es difícil ver cómo en todos los restaurantes o tiendas, cuando se paga con un billete de cien yuanes o de cincuenta, el dependiente examina con detenimiento el dinero entregado. La gran mayoría de tiendas disponen de una máquina que no sólo cuenta el número de billetes sino que identifica las falsificaciones.
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