Primer Billete de Venezuela
El billete de banco es simplemente un papel con un determinado valor impreso que contiene ciertas medidas de seguridad para evitar su falsificación. No tiene valor por si mismo, en el pasado tenían convertibilidad al oro o la plata que respaldaba su emisión. En el presente no es así, es aceptado como medio de pago por la confianza que la sociedad les otorga, por su poder de compra y por el respaldo del instituto emisor. De igual forma los billetes son dinero porque así lo decreta la autoridad que lo emite, facultada por una ley de la República, que además declara que las monedas y billetes son de obligatoria aceptación en todos los pagos que se hagan en el país.
El papel moneda es de corta duración, ya que al pasar de mano en mano se deterioran muy rápidamente, luego regresa al instituto emisor donde se sustituye por uno nuevo y posteriormente se incinera.
Los antecesores de los billetes de banco actuales se pueden situar históricamente en la Europa medieval, cuando el oro y la plata solían guardarse en arcas seguras de establecimientos, generalmente de orfebres, para solucionar el problema de conversión entre las distintas monedas existentes y para la protección a posibles robos o hurtos. Este depósito era certificado mediante un recibo que luego fue utilizado en operaciones de pago, con la garantía de retirar el metal especificado en el documento, al presentarlo en el establecimiento del orfebre. Con el tiempo se emitieron comprobantes en pequeñas denominaciones y con sumas redondas para facilitar su circulación.
El primer billete venezolano fue emitido en 1811 por el Gobierno Republicano. Los creadores de estos billetes tomaron como ejemplo a los asignados, que eran billetes franceses resultantes de la unión de los billetes de descuento autorizados por Luis XVI en 1788 y puestos en circulación en 1789, y los bonos del estado emitidos por la recién creada Asamblea Nacional. Los primeros asignados tenían como respaldo las tierras confiscadas a la iglesia y ofrecían un interés del 5 %, mostraban a Luis XVI y algunos adornos, luego su aspecto se fue simplificando paulatinamente a través del tiempo.
De estos primeros billetes venezolanos se distinguen tres emisiones diferentes, estas emisiones surgieron como consecuencia de la casi inmediata falsificación, lo que obligó al Congreso a ordenar nuevas emisiones con diferentes características. La primera emisión (1811-12) lleva las firmas de Roscio, Tovar y Blandín, la segunda emisión (1812) las de Sata, Alustiza y Yarza y la tercera emisión las de Sata, Yarza y Salicrup.
Como una curiosidad, se sabe que se uso el Lienzo de El Tocuyo como dinero dentro y fuera de Venezuela, se podría decir que simulaba un billete. Era una tela de alta calidad fabricada en el país, que consistía en un tejido de algodón hecho de una manera especial y desconocida.
Banco Central de Venezuela
La emisión múltiple de billetes de los bancos privados venezolanos se prolongó hasta septiembre de 1939, fecha en que se promulga la ley que creó al Banco Central de Venezuela, con la potestad de emitir exclusivamente monedas y billetes. Estos billetes fueron recogidos por el BCV al igual que el oro que los respaldaba, con el objeto de retirarlos de circulación y su paulatina sustitución por billetes centralizados.
Los primeros billetes del BCV se emitieron en diciembre de 1940, antes de su inauguración oficial que se realizó el primero de enero de 1941.
Los colores distintivos de los billetes se basaron en los emitidos por el Banco de Venezuela, que representaban el mayor volumen del total de los billetes en circulación del país. Verde para el de 20 Bs., anaranjado el de 50 Bs., marrón el de 100 Bs. y azul para el de 500 Bs. El tamaño tiene su origen en las dimensiones adoptadas en los billetes de los Estados Unidos de Norteamérica, 156 x 69 mm. Que solo se ha variado en las emisiones de 1 y 2 Bs. en 1989, cuyas medidas son 115 x 55 mm.
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