Se buscan 300.000 millones de pesetas

Perdidas en el cajón o en los bolsillos de los turistas. A los seis años de la llegada del euro, aún circulan monedas y billetes de peseta por 1.785 millones de euros.

CUANDO llegan las vacaciones, siempre se repite la misma historia. Las oficinas de bancos y cajas de la Costa del Sol reciben un aluvión de pesetas, una moneda desaparecida hace poco más de seis años que se resiste a desaparecer. A pesar de que el euro es la divisa oficial en España desde comienzos del año 2002, un total de 136.531 millones de las antiguas pesetas (820,6 millones de euros) han logrado escapar del control del Banco de España, la institución encargada de centralizar la recogida de estas monedas. Los billetes con la denominación de la antigua peseta que el público aún no ha convertido a euros ascienden a una cifra aún más elevada: 160.352 millones de pesetas (963,7 millones de euros).



Indestructibles

Los turistas se encargan de mantener viva la peseta. Procedentes de la compra de una cajetilla de tabaco, un helado o un billete de autobús. Las pesetas regresan a su tierra todos los años en las épocas de vacaciones. Una calderilla rebelde, que se resiste al reciclaje y a su desaparición física después de dejar de ser la divisa oficial del Reino hace ya más de seis años. El volumen de pesetas no retornadas (en ese término se expresa el Banco de España), se eleva nada menos que al 32,5% de los 2.522 millones de euros del montante de pesetas que se encontraba en circulación el día anterior al desembarco del euro, el 31 de diciembre de 2001.

Conversión

El mayor valor de los billetes ha hecho que los ciudadanos hayan acudido en mayor medida a la conversión a euros. Seis años después de la llegada del euro, los billetes con valores faciales denominados en pesetas representan apenas el 2,08% del total en circulación al último día del año 2001. Hay billetes emitidos en pesetas por valor de 46.228 millones de euros.

“Un cierto porcentaje de billetes y, sobre todo, de monedas, no retornará nunca al Banco de España”, asegura la autoridad monetaria española. No volverán a las arcas del supervisor español porque entrarán a formar parte de colecciones privadas, se habrán quedado como recuerdo para viajeros o ciudadanos españoles o, simplemente, se habrán perdido, destruido o estarán olvidados en el fondo de algún cajón. “Una pequeña parte estará aún en manos de turistas que no volverán a visitar el país”, indica el Banco de España.

Y no sólo eso. Aún existen establecimientos en los que se admite el pago en pesetas. Ya sean comercios como el de la calle Aquitania de Madrid, en el que el letrero de “Todo a cien” sigue vigente. También hay ONG que admiten las contribuciones en esta moneda antes de proceder al canje en el Banco de España.

Retorno

El Banco de España admite el “retorno” de pesetas, porque según la ley, tiene la obligación de proceder al cambio de monedas y billetes denominados en pesetas sin límite de fecha para la conversión.

Sólo existe una salvedad. La única serie de pesetas que puede canjearse por euros es la que se acuñó en el año 1996. La Dirección General del Tesoro es el organismo del que depende la moneda y cada vez que aparecía una nueva serie, la anterior contaba con un plazo de caducidad.
Caducadas

Las monedas anteriores a la última serie de la peseta de 1996 ya han caducado a efectos de su canje. Lo que implica también que todas las anteriores series de la centenaria divisa española tampoco se pueden cambiar, como las emitidas con Franco.

Pero la peseta de 1996 no quiere morir. Yacerá olvidada en un cajón, el bolsillo de un turista o perdida en cualquier esquina.
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