La peseta sigue viva en México

Oficialmente la peseta dejó de existir en España hace seis años, pero en Puerto Rico sigue viva y en boca de todos los boricuas, que llaman peseta a la moneda de un cuarto de dólar. Bien sea en la compra de chucherías o al pagar el billete de autobús, los puertorriqueños hablan de "pesetas" en todo momento como si no existiese el dólar y con orgullo, en una muestra de su identidad nacional.

Y eso que sólo desde 1895 a 1898 la peseta fue la moneda oficial de Puerto Rico, pero esos tres años quedaron grabados en el acervo popular.

La vinculación a la peseta boricua es tal que el Senado puertorriqueño ha creado un Comité Asesor sobre Numismática para participar en el proceso de diseño de la peseta de Puerto Rico dentro del Programa de Monedas Conmemorativas del Departamento del Tesoro de EEUU.

El Departamento del Tesoro emite cada año cinco versiones conmemorativas de la moneda de 25 centavos con el diseño recomendado por cada uno de los 50 estados de la unión, pero sin incluir a Puerto Rico, Estado Libre Asociado (ELA) desde 1952.

Sin embargo, a partir del próximo año se acuñará una moneda de 25 centavos en conmemoración de la peseta, gracias a una enmienda de ley que introdujo el pasado mes de diciembre el congresista por Nueva York José Serrano, de origen puertorriqueño.

La cuestión ahora es cuál es el motivo más apropiado que aparecerá en la moneda en homenaje a la peseta y ése es el objetivo del comité asesor aprobado por el Senado puertorriqueño.

El presidente del Senado puertorriqueño, Kenneth McClintock, explicó que con la mayor premura posible es necesario establecer un "mecanismo de consulta ciudadana" para decidir el diseño de la peseta boricua.

Pero la decisión de conmemorar a la peseta en las monedas de un cuarto de dólar no deja de tener sus detractores como la senadora del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), María de Lourdes Santiago, que lo considera "ridículo".

Santiago dijo que resulta "absurdo" que "Puerto Rico tenga una peseta" y que una comisión decida si el emblema que aparecerá sea "la cotorro" (cotorra endémica puertorriqueña) o "el coquí" (rana autóctona boricua).

"Esa ilusión de la peseta puertorriqueña me parece una de las expresiones más patéticas de las ilusiones anexionistas en sus dos versiones: la de los estadistas (que quieren ser el estado 51 de EEUU) y la de los partidarios del Estado Libre Asociado (ELA)", criticó la senadora independentista.

Entre las teorías que circulan sobre el hecho de que se llamen pesetas a las monedas de 25 centavos está la que se refiere a la similitud del actual cuarto de dólar con las monedas de 20 centavos que acuñó el Gobierno de España, a finales del siglo XIX, cuando todavía Puerto Rico era colonia española.

La isla caribeña, territorio español hasta 1898, sólo contó con una normativa monetaria propia y definida en los tres últimos años de su etapa como colonia ultramarina.

La acuñación de las pesetas en Puerto Rico se realizó mediante un Real Decreto de 1895 para compensar una alarmante escasez de moneda en la isla.

Con esta medida, las autoridades españolas pretendieron también establecer en la colonia un sistema monetario propio, pero con características similares a las de la metrópoli.

Aquellas monedas fueron acuñadas en la Casa de la Moneda de Madrid y tenían en su anverso un busto desnudo, de perfil y mirando a la izquierda, del futuro rey Alfonso XIII de niño.

En el reverso aparecían el escudo de España, con la Corona Real y el escudete de la Casa de Borbón, entre las dos columnas de Hércules, y en el perímetro, la inscripción "Isla de Puerto Rico".

En los siglos XVIII y XIX circularon en Puerto Rico varios modelos de papel moneda, que despertaron la desconfianza popular, como los "tengos" (1766), los "billetes del cordero" de ocho reales (1813), o la "macuquina".

A menudo se recurrió también, tanto en Puerto Rico como en numerosas colonias españolas, a la "contramarca" o al "contrasello", que consistían en colocar signos estampados sobre monedas de otros países, debido a la penuria del circulante local.

Tras la invasión, en 1898, de Puerto Rico por las tropas de Estados Unidos, la isla se "dolarizó" y los pesos y las pesetas acuñados durante tres años por los españoles comenzaron a desaparecer de la circulación y a fundirse.

Sin embargo, y a pesar de que la peseta boricua de 20 centavos sólo existió oficialmente tres años, todo el que viaja hoy en autobús urbano en Puerto Rico sabe que el trayecto cuesta "tres pesetas".

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