El Didracma

ANVERSO: Leyenda: (E??S; Prótomo a derecha del dios Aqueloo.

REVERSO: Anepígrafa; caballo a la izquierda con jinete y lanza.

Esta moneda realizada en el siglo IV a. C. pertenece a las acuñaciones griegas realizadas en la isla de Sicilia, cuya característica principal es la gran calidad artística y un prestigio que no pudo deberse sólo a su expansión comercial, puesto que no circularon en el Mediterráneo oriental. Por ello su éxito se debió a una cuestión puramente estética y política de la maestría alcanzada por los abridores de cuños y técnicos bajo la protección de tiranos que se preocuparon de la belleza en la moneda. Sirvan de ejemplos las bellas decadracmas de la ciudad de Siracusa y los tetradracmas de Leontinoi, estas dos cecas están emparentadas estilísticamente con Gela, ceca donde se acuña la moneda que analizamos.

Las monedas siciliotas de Gela tienen tipos de carácter conmemorativo que rememoran victorias militares. La ceca muestra cierta relación con Siracusa, hasta el punto que se piensa que son los mismos artistas los que trabajan en ambos talleres. Por lo que respecta a la iconografía empleada en la ceca se utilizan tipos muy particulares, por un lado la figura de Aqueloo, dios de naturaleza fluvial hijo de Océano y de Tetis, sus proezas mitológicas lo relacionan con la vida y la abundancia, creador de numerosas islas, entre las que cabe la propia Sicilia, en una pelea heroica perdió un cuerno del que brotaban flores y frutos. Tras este tipo debemos de ver el emblema de la propia ciudad, la cual tendría en su territorio una boyante economía agropecuaria, unida a un río del que la figura de Aqueloo sería su propia representación.

En el reverso encontramos uno de los tipos más difundidos en el occidente del Mediterráneo, el jinete, del cual tomaron buena cuenta las cecas ibéricas. Su representación simboliza a las propias elites caballerescas locales en el momento de entrar en combate, por ello se ha relacionado esta emisión con la propia victoria sobre el rey Ducetio en torno al 440 a.C., que significó la independencia de la ciudad.

Una de las secciones más peculiares de la colección Cerralbo es la dedicada a la moneda antigua, de ellas destacan las series griegas, no tanto por número, pero si por las series que conserva, destacando ejemplares de bronce de las series helenísticas de los Ptolomeos. Tenemos por seguro que al Marqués le llamó poderosamente la atención la moneda griega, tanto por su gusto por la arqueología clásica, como por la calidad artística de estas monedas. Prueba de lo anterior es la variada cantidad de libros de temática numismática antigua que hoy se conserva en la Biblioteca.
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